En respuesta a un creciente interés por alternativas funerarias más sostenibles y económicas, Cementerio y Funeraria Los Ángeles se convierte en el primer campo santo de la región en ofrecer el servicio de cremación. Esta opción ha ganado popularidad entre las nuevas generaciones, quienes buscan formas de despedirse que se alineen con sus valores y necesidades actuales.
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El incremento en la demanda de cremaciones ha sido notable, especialmente tras la pandemia, cuando muchas familias expresaron su preocupación por los procedimientos de exhumación y las complejidades de un entierro tradicional.
La cremación se presenta como una solución más accesible, con precios competitivos y un uso más eficiente del espacio.
En Guatemala, la cremación es legal siempre que se realice dentro de un plazo de 24 a 36 horas tras el fallecimiento, salvo excepciones dictadas por autoridades sanitarias o judiciales. Sin embargo, es importante destacar que las cenizas no pueden ser conservadas en hogares ni esparcidas en lugares naturales, lo que ha motivado al proyecto ofrecer servicios de custodia en el campo santo.
El proceso de cremación en Cementerio y Funeraria Los Ángeles se lleva a cabo con el mayor respeto y profesionalismo. Luego de una velación que permite a los seres queridos despedirse, el cuerpo es trasladado para su cremación, un procedimiento que dura entre cuatro y seis horas. Este se realiza únicamente después de recibir la autorización del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), que garantiza que se han cumplido todos los requisitos legales.
Este servicio en San Juan Sacatepéquez representa un avance significativo en la modernización de los servicios funerarios en Guatemala, brindando a las familias una opción que no solo se adapta a sus necesidades, sino que también respeta la memoria de sus seres queridos de manera íntima y personal.
¿En qué consiste la cremación?
El cuerpo de un adulto se reduce a cenizas de cuatro a seis horas en promedio; el de un niño podría tardar 40 minutos. La anatomía de un adulto se compone de un 65% de agua, así que solo requiere deshidratación y la incineración es de los huesos.