Se cree que las personas con síndrome de Down no pueden tener hijos, no están en la capacidad para criarlos y tienen una esperanza de vida baja. Sin embargo, todo esto es falso.
Las personas con síndrome de Down poseen un desarrollo lento a nivel motor, mental y lingüístico. Esto ha llevado a muchas personas a pensar que sus capacidades son limitadas en varios aspectos y que no pueden seguir una vida normal, lo cual no es más que un mito.
Jad Issa es un hombre de 48 años natural de Siria, es el mejor ejemplo que existe para derribar estos estereotipos. Nació con síndrome de Down; sin embargo, se casó, tuvo un hijo y logró que este fuera a la universidad para que fuera doctor.
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Jad Issa, conoció a su actual esposa, Samira, cuando trabajaba en el campo. En 1997, ella queda embarazada de su hijo Sader Issa, quien ahora se ha graduado en Medicina, en la especialidad de Odontología.
Sader, ya de 25 años, revela que la condición de su padre jamás fue un impedimento para ser un esposo y un líder familia ejemplar. “Mi padre ha hecho todo lo posible por asegurarme una vida normal, como la de cualquier otro niño. “Él también ha sido mi mayor apoyo económico y psicológico durante mis estudios y por todo ello, estoy muy orgulloso y agradecido”, acotó Sader.
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