Aunque la “nueva normalidad” está más cerca que en 2020, el coronavirus continúa en Guatemala y los médicos aún no recomiendan relajar las medidas.
El coronavirus llegó a Guatemala el 13 de marzo de 2020 y su rastro incluye al menos 798 mil 400 casos acumulados, 31 mil 455 pacientes positivos activos al 8 de marzo y 17 mil 116 muertes por esta causa, reporta el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS). Deja otras huellas, como el rezago educativo, el impacto en la salud mental de los ciudadanos y consecuencias económicas.
Los supermercados se vaciaron, las mascarillas se convirtieron un bien casi imposible de conseguir. Las calles desiertas, los hospitales llenos. Faltaban pruebas diagnósticas para detectar los casos. El silencio irrumpia en los toques de queda, decretados por el gobierno y un personal de salud que trabajaba sin descanso y muy poca protección frente a un virus del que aún se sabía muy poco.
Pocas semanas después empezaron a dispararse las muertes, miles de guatemaltecos que no pudieron despedirse de sus seres queridos, ya que los protocolos de bioseguridad contra el Covid-19 indicaban que los cuerpos debians ser sepultados inmediatamente. El virus entraba causando estragos y en muchos casos los habitantes no pudieron acceder a la sanidad pública porque el sistema estaba colapsado.
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Tras la llegada de las vacunas anticovid, cuya administración inició el 25 de febrero de 2021. Tras un año de iniciado el virus, las dos dosis han llegado a 45 de cada 100 mayores de 12 años en el país, sobre todo en los centros urbanos.
Los municipios donde más personas completaron su esquema son las cabeceras de Guatemala y Huehuetenango, con 98 y 87 de cada 100 inmunizados, respectivamente, Mientras que los últimos puestos lo ocupan Concepción (Sololá) y Santa Bárbara (Huehuetenango) con cuatro y seis de cada 100 inyectados.
¿El coronavirus aún es una emergencia o es una endemia?
La comunidad médica analiza ahora la posibilidad de que el covid-19 termine siendo una enfermedad endémica.
Las enfermedades endémicas son aquellas que han llegado para quedarse, explica Lucrecia Hernández Mack, exministra de Salud y médico: en Guatemala no puede hablarse de la COVID-19 como una endemia porque “aún no se establecen parámetros en los cuales, como con otras enfermedades, se estimen ciertos casos para determinadas temporadas y repuntes en momentos específicos. El coronavirus es nuevo y es difícil establecer patrones, sobre todo cuando aparecen nuevas cepas”.
A su criterio, aún es una emergencia, pues no se elimina el riesgo de brotes con posibilidad de superar la capacidad del sistema de salud. Algunos ejemplos son la segunda mitad de 2020 o abril y julio de 2021, cuando la red hospitalaria se encontraba en alerta roja aunque la vacuna ya estaba en el país.